martes, mayo 26

No hay palabras

Es difícil encontrar las palabras precisas para algunos momentos de nuestras vidas. En ocasiones sobran, en otras faltan. Lo único exacto es la incapacidad de poner un nombre a lo que estamos sintiendo. 

Cuando alguien querido se va de nuestro lado físicamente, es un proceso incomprendido. Nuestra mente no asimila, no cree, no lo maneja. Es como si viviéramos en una dimensión alterna donde no sabemos si es la realidad o si es un sueño/pesadilla.
Hace ya un mes y medio de la partida de mi mejor amiga, mi confidente, mi cómplice,  mi hermana de otra madre. Y por ratos no se ni lo que estoy sintiendo.
 
Los primeros días, no podía ni respirar, lloraba todo el tiempo, y ahora, ya no lloro, sin embargo esa falta de lágrimas en mis ojos hace que aflore otros sentimientos. Tales como culpa, por no llorarla, por no haber hecho más, por haber perdido el tiempo en otras cosas, por no haber cristalizado nuestros sueños, por no estar con su familia ahora (por estar en otras cosas), a veces rabia, a veces miedo.

Pero sobre todo no puedo creer que esto está pasando. Cuando estudiábamos en el colegio, cuando estuvimos en la universidad, cuando planeamos que nuestros primeros hijos fueran de la misma edad, cuando soñábamos con nuestro negoció juntas. Cuando bromeábamos acerca de que seríamos dos viejas locas de atar. Cuando? Cuando? Cuando se nos ocurrió pensar que una de nosotras se iría primero? Nunca! Eso nunca nos pasó por la mente. Fatalidad de la vida que nos hace mala jugada. 

A veces olvido que ya no está y pienso hablarle sobre algo que he visto por ahí, o algo que ha llegado a mi mente. Es difícil esta situación, y a veces siento que no siento.  Solo se que ya nada será igual...